Baumann disfrutando de las derechas marroquinas

Por lo que me han comentado algunos surfistas locales, el Reino de Marroquí tiene olas todo el año.
Son pocos los países que ofrecen la oportunidad de practicar el deporte durante los 12 meses. A diferencia de Chile, Marruecos tiene una temporada de invierno de 5 meses con swell y otra de verano de 7 meses en donde la leyenda dice que se encuentran olas en los beachbreacks al norte del país, se dice que son bien entretenidos y normalmente se surfean en traje de baño ya que la temperatura del agua tiende a subir por el verano.
Está claro que lo ideal para un surftrip en Marruecos es llegar en la época de invierno, acompañado de un buen traje 3.2mm o de uno 4.3, un par de buenas tablas y botines si quieres correr Drakulas u otras olas bastantes tentadoras. No se si están enterados pero la costa marroquí es el paraíso del Regular o del Goofy que anhela correr de espaldas. Montones de derechas se iluminan cuando entra un swell, por sobre todo en las cercanías de un pueblo llamado Taghazout ubicado a 10kms al norte de la cuidad de Agadir. No es nada nuevo lo que les cuento, hace ya varios años que Taghazout es destino de surfistas de todo el mundo, por sobre todo europeos. Ya existen mas que suficientes surfshops, escuelas de surf y gente aprendiendo.
En un día típico de bajo swell hay varias opciones disponibles, desde olas de reef que te harán llorar o alucinar, buenos beackbreaks que se encuentran algo escondidos y las famosas y bien crowdeadas puntas como: Anka o Anchor Point, Killers, Banana´s, Boilers, etc. No es para asustarse, normalmente los crowds de estas famosas puntas son fantasmas, a la hora en que sale la serie no todos la reman, lo que te da la oportunidad de sacar a flote el lado jote y asegurarse con unas buenas olas.
Por otro lado, cuando entra el swell el cuento es totalmente distinto, encuentras olas surfeables por donde mires, eternas derechas de todo tipo, de paredes largas para maniobrar y hacer cortes, como también otras tubulares en las que las únicas ganas que te dan son de arrancar de la zona crítica y ojalá por dentro del tubo para no terminar cerca de las puntudas y amigables rocas.
Estando allá tuve la suerte de encontrarme con un desapercibido y gran surfista chileno llamado Cristián Salas con el cual tuve la oportunidad de recorrer y surfear en varias ocasiones excelentes olas. Su compañía fue esencial y a la vez un agrado. Por lo menos en mi caso, es muy grato encontrarse de sorpresa en lugares remotos del planeta con amigos que a la hora de surfear se tiran de cabeza, uno tiende a subir su nivel de surf.
Recorrimos gran parte de la costa en un auto que arrendé en el aeropuerto de Marrakech. Al tercer día el auto ya estaba dando señales de muerte, se encendía la luz de revisión del motor en cada curva. Asustado llamé a la compañía y me enviaron un mecánico que no le encontró ningún problema al auto, nos dio el visto bueno, nos dijo que no pescáramos las señales del auto y continuamos el viaje. El día de regreso, encaminados hacia el aeropuerto el auto murió, a solo 100kms del aeropuerto y a 2hrs de la hora de embarque. Estaba amaneciendo, hicimos dedo y nos llevó el primer auto que pasó hasta el aeropuerto, iban en él 2 empleados de una compañía quienes estaban probando el nuevo auto. Gracias estimados marroquíes por el paseo a 180kms por hora!

Texto/ Andrés Baumann
Fotos/ Alice Golay y Andrés Baumann
Edición Fotógrafica/Carlos Pacheco

 

Carlos Cristián PachecoGeneral
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